El grupo lo componen Miguel Ángel Amaro (bajista), María Luisa Rodríguez (Vocalista y guitarra acústica), Marta Lechuga (percusión), Enrique J. Ruíz (Guitarra rítmica) y Alfredo Torres (guitarra eléctrica solista).
De todo ello tendrán ustedes cumplida y experta información en estas páginas de Iglesia en Aragón; nosotros queremos centrarnos en el himno de este congreso, que ya se ha hecho público, una canción del grupo jienense Mabelé: ‘Misión’. El tema forma parte de su reciente disco ‘Seremos canto’ y según los componentes de esta formación musical “nuestra canción ‘Misión’ ya no es nuestra… La soñamos para que fuera de todos, la cantamos entre amigos y hermanos en la fe, y fiel a su vocación se ha convertido en el himno del Congreso de Laicos 2020 “.
El nombre del grupo, Mabelé, es una palabra en lingala (una de las cuatro lenguas oficiales del Congo), que significa “tierra fecunda”, “seno materno”, y tiene mucha relación con el compromiso misionero de alguno de los miembros de esta formación que podemos afirmar reúne en si la calidad musical, la transmisión de la fe de una manera auténtica, actual y atractiva y el compromiso de vida cristiana de sus componentes.
Aunque el grupo y sus integrantes son de Jaén, queremos hacernos eco de su relación con Aragón, que no muchos conocen. Mabelé está actualmente formado por cinco músicos, entre ellos un matrimonio, fundadores y responsables del grupo: María Luisa Rodríguez y Alfredo Torres.
Hemos pedido a María Luisa que nos explique para ‘Iglesia en Aragón’ su vinculación con nuestra tierra:
Cuando acabamos nuestros estudios (arquitectura y pedagogía) marchamos a vivir a Zaragoza, para trabajar y formarnos como laicos misioneros de la Consolata, ya que allí se encuentra la comunidad de laicos y de sacerdotes. Tuvimos la suerte de pasar dos preciosos años en Zaragoza.
Alfredo trabajó en obras relacionadas con la Expo del Agua. Yo en varios proyectos: Gusantina, Cadeneta… y ambos realizamos diversos voluntariados: Cáritas, animación misionera, Asociación de Vecinos del Casco Viejo…
También fue un tiempo muy intenso de formación y de oración, de cara a ponernos en disposición del Instituto Misionero de la Consolata, para ir donde nos necesitaran.
Tanto los laicos, como los padres de la Consolata, nos acogieron con los brazos abiertos, se convirtieron en nuestra familia, nos acompañaron y formaron. Juntos rezamos, vivimos, servimos, celebramos… compartimos dos años intensos y hermosos.
La Virgen del Pilar es una figura crucial en nuestro paso por Zaragoza. Las eucaristías en la Basílica, las visitas a nuestra Madre, los ratos de oración a sus pies… nos alimentaban y sentíamos vivo su amor de Madre.
Tuvimos la suerte de participar en la ofrenda de flores en dos ocasiones. Fue una experiencia muy fuerte a nivel espiritual y nos encantaría poder vivirla en el futuro junto a nuestras hijas.
Guardamos muchos recuerdos de las Canonesas del Santo Sepulcro y de la parroquia de San Pablo.
En el tiempo que vivimos en Zaragoza, también descubrimos las provincias de Huesca y Teruel y nos enamoramos de Aragón y de la forma de ser de sus habitantes: personas fuertes, solidarias, trabajadoras, apasionadas… De hecho, decidimos llamar “Jara” a nuestra futura hija, en honor de Nuestra Señora de la Jara, que se venera en Huesca.
Conservamos con cariño un cachirulo, muchos amigos, y podemos afirmar que Aragón siempre está en nuestro corazón”.
Como ven, amigos, el himno del congreso de Laicos 2020, tiene también una huella aragonesa. Les proponemos escucharlo y cantarlo en nuestras parroquias, grupos, comunidades y movimientos. Será una buena manera de unirnos a este importante evento de la Iglesia en España.