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En el marco de las Jornadas de Formación Permanente, organizadas por la delegación diocesana del clero de Tortosa, el pasado martes 26 de septiembre por la mañana, se tuvieron dos sesiones dedicadas al Sínodo con la participación de Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos y miembro del equipo sinodal de la C.E.E.

Además de los sacerdotes tortosinos y de Mons. Sergi Gordo, nuevo obispo de esta diócesis, estaban presentes los miembros del equipo sinodal diocesano.

“La sinodalidad, un camino sin vuelta atrás” fue el lema elegido que sirvió de hilo conductor a las ponencias, donde se pudo compartir el fruto del camino sinodal en el que hemos aprendido que el estilo de ser Iglesia pasa por “caminar juntos”.

Dos ideas se subrayaron de la experiencia del proceso sinodal, ideas muy interrelacionadas entre sí: la Iglesia en clave de comunión, familia de hijos de Dios y el Pueblo de Dios que camina en un tiempo y lugar concreto.

Las reflexiones aportadas se entrelazaron con textos de los diferentes documentos del proceso a distintos niveles: en la diócesis, en la conferencia episcopal, durante la etapa continental y, por último, el Instumentum laboris que servirá de marco a los trabajos de la XVIª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se celebra del 4 al 29 de este mes de octubre.

Desde el reconocimiento de la dignidad común de los bautizados se invitó a los presentes a preguntarse cómo son las relaciones dentro de la comunidad eclesial y si valoramos la vocación del otro como un don para todos.

Se subrayaron rasgos característicos de una Iglesia sinodal como la escucha respetuosa y agradecida, la cercanía a todos, la humildad y el perdón, la acogida de la diversidad y la corresponsabilidad, siempre con la certeza de que estamos en un camino que es, ante todo, espiritual y de ahí la importancia de la oración, los Sacramentos y la Palabra.

En un segundo momento se abordó el carácter misionero de la sinodalidad, que nos lleva a amar y servir la sociedad en la que estamos injertados, leyendo los signos de la presencia de Dios en ella.

En este sentido, fueron significativos tres binomios que subrayan cuanto la sinodalidad puede ser y es un método de evangelización: inclusión-periferia, participación-corresponsabilidad y descentralización-interculturalidad.

En distintos momentos de la mañana hubo momentos de diálogo y de rico intercambio fraterno, sobretodo en base a la síntesis diocesana y su puesta en marcha en aquellas instancias que le son competentes.

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